I Am McLovin

Reconozco que a veces tardo mucho en reseñar películas. Para cuando llegan al paredón, todos ustedes ya las vieron. No importa. De esta hay que hablar... Ayer estábamos viendo SUPERBAD e hicimos una pausa a la mitad para recargar cervezas y chucherías. Tras una rápida conversa del tipo "qué te está pareciendo esto...?" sentí que estaba ante una divertida comedia para pasar el rato. Lejos estaba de adivinar la magistral vuelta de tortilla que dio en el tercer acto. Sir William ya me había advertido que SUPERBAD "hablaba la verdad", pero no le hice caso porque no veía dónde podía caber semejante afirmación partiendo de la premisa de tres nerds que quieren acostarse por primera vez en su vida antes de terminar el colegio. William, you were f...ing right!


SUPERBAD (del vuelto a redimir Judd Apatow, ver más abajo la crítica de Knocked Up) logra salir ilesa de un maratón de vulgaridades adolescentes alcanzando las muy envidiables metas de: a) no regodearse en lo escabroso; b) no caer en los clichés del género (muy importante!); c) no sacrificar la esencia de sus personajes en favor de un chiste de peos; y d) ser comiquísima de principio a fin, gracias a la sinergia entre actores y guión. En ese orden, desfilan ante nuestros sentidos (gracias a Dios sólo la vista y el oído) gags puerilmente efectivos sobre penes y armas, sangre menstrual, vómitos, semen, y mejor paremos de contar.



Y es que la gracia no está en el peo por el peo. SUPERBAD se limita a observar la etapa adolescente, con sus ilusiones, inseguridades y hormonas - y saben una cosa? - nos la presenta sin hacer juicios de valor, ni moralejas, ni golpes de pecho y demás curitas que Hollywood estampa sobre sus productos "irreverentes". Su actitud de "esto es lo que hay" agarra fuerza y legitimidad porque muestra a las personas como gente: sí es verdad, todos los chicos éramos unos cachondos y pasábamos mucho tiempo hablando del tema (de ese). Pero no éramos penes con piernas. Me llamó la atención que en esta guarra comedia haya espacio para ver que las chicas lindas del colegio no son todas unas zorras cuyos únicos propósitos en la vida son humillar a los nerds. Por qué es tan difícil ver en el cine a una que esté interesada en decirle al gordito cachondo que si se calma (y se da un necesario baño de agua fría) pueden ser amigos. Suena cursi, pero está bien hecho. Créanme.

SUPERBAD es grande. Por eso la pongo en mayúsculas. Ya casi al final sale con la ocurrencia y las santas pelotas de mostrar a dos amigos diciéndose lo mucho que se quieren. No hay chistes gay aquí. La generación impaciente no entenderá la escena. Pero de allí hasta los títulos de crédito, SUPERBAD habla la verdad.