31 agosto 2007

7 años con Harry Potter

INTRO:
Mi primera impresión de los libros de J.K. Rowling fue esta: los odié. Estaba en Nueva York en el año 2000, creo, y la ciudad estaba empapelada con imágenes infantiles de un muchacho con lentes y con un rayito de Gatorade en la frente. Vallas, vidrieras, autobuses, franelas, bolsas, etc. No había escapatoria. Lo peor era que gente de todas las edades iba leyendo el Goblet of Fire hasta en el metro, y yo pensaba: estos gringos leyendo estas tonterías... hay que joderse. Al año siguiente, si mal no recuerdo, explotó la Pottermanía en Venezuela y todos mis primitos le lloraron a mis tíos para que les compraran los libros. Supongo que no fui el único que se quedó perplejo ante este fenómeno de lectura: los Nintendo llenos de polvo, vaya imagen! Un día le pregunté a mi tía qué le parecía el libro y me respondió que no lo había leído, lo cual me pareció un poco alarmante porque ¿quién podría saber las cosas que se escondían en las páginas de esos libros de Hamelín? Así que pedí prestado el "año 1" de Harry Potter y me lanzé de cabeza en busca de evidencias que me permitieran crucificarlo. Lo único que encontré, pasadas menos de 24 horas, fueron mis ganas de leer el siguente libro: la saga del mago miope de J.K. Rowling tenía un nuevo fan.



SIETE AÑOS DESPUÉS:
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Esta semana terminé de leer Harry Potter and the Deathly Hallows, y debo decir que me encantó. Antes de comenzar quiero dejar claro que no soy un fan de closet de Harry Potter. Un "fan de closet" es quien se lee los libros y le da pena decirlo en voz alta. Que va, esto es literatura buena, pop, claro, pero divertida a más no poder. Ni el gusto amargo de las películas ha podido disminuir las ganas con que leo cada libro (nota: aunque las películas son bastante mejorables, y eso que estoy siendo generoso, no culpo a la Rowling de haber vendido los derechos, es más, estoy de acuerdo con Stephen King, quien dice que la autora se merece todo el dinero que tiene).

Voy a comentar ahora un poco sobre este Deathly Hallows, y para quienes no lo han leído aún, "oculto" el texto para no dañarles ninguna sorpresa. Para quienes quieren seguir leyendo, "subrayen" el bloque de texto con el mouse.

Lo primero que me viene a mente es afirmar que este libro es bastante mejor que el anterior, confirmando una extraña racha mágica en la que los impares son superiores en términos literarios no muggles. Con esta clausura entendemos que el accidentado Half-blood Prince fue una especie de Kill Bill vol. 1, porque necesitaba (más que ningún otro libro de la serie) a su sucesor para terminar de cuajar. Por esta razón, el libro no tiene un "principio" como tal, y la primera página da la sensación de haber entrado tarde al cine. De pronto hay un holocausto muggle y Harry está dudando de las intenciones de Dumbledore. Además, Rowling ya nos tenía frustrados con la duda sobre las intenciones de Snape, las cuales no revela sino hasta el final: verlo convertido en un héroe trágico fue maravilloso. Hablando de revelaciones, hay que aplaudir la nueva faceta "dark" de Dumbledore, que fue como embarrar un poco a semejante Obi-Wan-Gandalf mentor, pero en vez de desmitificarlo lo hizo más grande de lo que ya era. Esperemos que contraten a Ian McKellen como Aberforth, hermano de Albus. Otro desarrollo divertido de personajes fue el empate de Ron y Hermione, invisible ante los ojos de Harry, pero obvio para nosotros los lectores. Me impresionó el lujo de detalles de las vagabunderías fascistas de los Death Eaters, y aunque el "rescate" del Ministerio de Magia fue - sin duda - la escena de acción más genial del libro, me fastidió que a la sapa de Umbridge no le llegara el final cruel que merecía.


Claro que todo lo antes mencionado se opacó ante el punto culminante: saber quién vencería a quién. Debo decir que esto fue escrito un poco esotérico para mi gusto (la explicadera de los Hallows en esa parte en la que Harry está desnudo en el limbo con Dumbledore fue muy Michael Jackson para mi gusto), pero admito que no podía ser de otra manera. Ok, parecía que Harry tenía que morir, pero yo me negaba pensando en el mensaje que le quedaría a los niños lectores. No era justo. Ojo, eso no quiere decir que J.K. Rowling no se regodeara a gusto fulminando a otros personajes queridos: Lupin, Tonks, Mad-Eye (ouch!), Hedwig (Coño, Hedwig!), uno de los gemelos Weasley y Dobby.

Pausemos. Desde que Dobby apareció en la Cámara Secreta no hice sino maltripearme a este JarJar mal abortado, pero resulta ser que me encontré al borde de las lágrimas cuando murió. Fue conmovedor. Qué más quieren que les diga: estaba en la sala, acompañado por mi esposa y mi prima, y me retiré al cuarto porque no quería que me vieran en el estado en que quedé después del entierro del elfo doméstico. Que fuerte!

Sigamos. Voldemort nos tenía locos: fue un alivio que muriera de una buena vez por todas (eso sí, para mí sigue quedando un poquito de él dentro de Harry, que sólo podrá acabar cuando harry se apunte la frente, se agarre a una cadena, le dé un control a Ron y a Hermione para que lo desciendan en un pozo ardiente de metal fundido y cuando sólo quede su mano afuera, les haga la seña de "OK".) A los que no entienden este párrafo, lo siento. Estudien más pop.

El libro sufrió un poco el mismo problema que tuvo la película de Los Simpsons, y es que teniendo a tantos personajes, fue imposible dedicarles el tiempo que se merecían. Por eso, acepté con gusto que se centrara en Harry, Ron y Hermione, ya que el valor principal de la saga reside en la fuerza de la amistad. Otro aspecto general que quiero mencionar es la habilidad con que se hiló este último capítulo, el cual lleva a sus espaldas, no sólo las expectativas de medio planeta, sino decenas de misterios por explicar, personalidades que redondear y muchachos que madurar.

El resultado, por ende, es épico; y la conclusión satisfactoria, a pesar de lo predecible que fue el por qué de la conexión entre Harry y Voldemort, así como pequeñas cosas aquí y allá que no gustaron del todo, por ejemplo, el cuasi abuso de deus ex machinas (Kreacher salido a última hora en la batalla de Hogwarts, o que alguien me explique de dónde rayos sacó Neville la espada de Griffindor) y ligeras muletillas en la prosa ("spread-eagled", "making a mental note"...) que pudieron haber sido editadas. Pero estas críticas no van en serio. Rowling sabe manejar su imaginación, y presentárnolas en bandejita. Hubo "escenas" memorables, comenzando por las pocas páginas en las que sale Minerva "don't fuck with us" McGonagall, o la parte en la que la asquerosa culebra sale del cuerpo de la vieja (coño, no es para nada como suena escrito aquí, malpensados!), la persecución de Privet Drive, el predicamento en casa de los Malfoy, y unas cuantas más. En ocasiones me vi forzado a hacer un zapping de párrafos: para saber si Hagrid moría o no, si salían ilesos del Ministerio de Magia, etc. Pensando en la película, sé que no soy el único que espera contraten de nuevo a Alfonso Cuarón: su toque cámara en mano y secuencias a lo Children of Men le vendrían de perlas a la contraparte fílmica. Cuarón sabría recortar lo prescindible (la búsqueda de los horcruxes se hizo larga, mejor que hubiesen sido 3 o 4 en vez de 7) y balancear el tono oscuro con ilusión infantil. Rayos! igual podrían darle el trabajo a Guillermo del Toro!

Creo que he hablado suficiente paja. A concretar:



EPÍLOGO:
A quienes no han llegado al final de la historia, les quiero adelantar que este libro deja sentimentos encontrados. Reconforta saber qué pasa al final de la saga, pero es chimbo aceptar que no van a haber más. Aunque el 4t0 libro supuso cambio de tono, Rowling se ha mantenido fiel a su visión y a su estilo, y quienes llegamos a los Deathly Hallows es porque nos convenció. Personalmente, creo que los tres primeros libros se harán más fuertes con el paso del tiempo, ya que los últimos (y en especial el izquierda-derecha de los "años 6 y 7") son muy duros para el público al que está concebida esta serie. Dejarse llevar por suposiciones de por qué Harry Potter llegó a niveles tan oscuros es perder el tiempo (mi teoría favorita: Que Rowling se picó por las comparaciones con LOTR y decidió malear un poco a sus magos para que los hobbits quedasen como unas nenazas). Como dije al principio, esto no es más que diversión pop, y ojo, eso no tiene nada de malo: hemos celebrado y sufrido con Harry, Ron y Hermione, y no nos han decepcionado. ¡Vaya cambio con respecto a mi primera impresión! Puede que me sienta un poco tonto diciendo lo que voy a escribir a continuación, pero es cierto: Es una lástima despedirse de estos personajes tan queridos.

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