08 agosto 2006

Jean-Pierre Jeunet


Jean-Pierre Jeunet es un tipo muy cómodo. De las 10 películas que ha dirigido, hemos podido ver 5. El que diga que las ha visto todas nos está cayendo a cobas. Jeunet ha sabido ponerle un sello muy particular a su trabajo, pero ese estilo no es más que una fórmula, aún más delimitada en sus últimas películas con el uso del narrador en off. Como ven, critico el convencionalismo.
Tal vez se preguntarán: ¿Cuál convencionalismo? ¡si el tipo hace historias disparatadas, utiliza ángulos extraños, y se vale de cuantos trucos y recursos estén en el manual! Si claro, pero eso es forma y yo hablo de fondo. Y de fondo, nos vende gato por liebre. A mi me parece que Jeunet trata siempre hacer películas de Hollywood que le salen mal y por eso nos gustan. Porque debo aclarar que, de las 5 que ha hecho, 3 me gustan. Delicatessen utiliza el sonido de forma muy creativa y la historia, aunque tonta, es entretenida.´Sólo pretende entretener y eso no tiene nada de malo, pero para algunos no es suficiente, por lo que se ponen a buscarle la quinta pata al gato (que es como buscarle sentido de trascendencia a una mamarrachada de Joan Miró). La paleta de colores es muy llamativa y acorde con el feeling de lo que está en pantalla. Pero está también dirigida por Marc Caro, quien al romper con Jeunet parece haberse echado tres. La ciudad de los niños perdidos es una maravilla visual y sería difícil criticarla. Tal vez es un poco larga y por ende aburrida, pero eso es de gustos. Es original pero comienza a notarse un motivo recorrente: las tomas bizarras y los colores: ocre y verdoso. (ah, y el actor Dom Pinon).
Amélie es la "cuarta" película de este director. La de alien prefiero no hacerles perder el tiempo con redundancias. Amélie es encantadora y realmente se toma su tiempo para narrarnos un cuento de hadas de los que mucho daño hacen a la gente porque pintan relaciones exageradamente sencillas y superficiales y las rocían con ese vivieron felices para siempre que nada tiene que ver con la realidad. La realidad, por si se preguntan, es la reafirmación diaria y el diálogo y el compartir tanto detalles insignificantes como grandes acontecimientos, que es más de verdad y da mayores satisfacciones y recompensas que ese idílico sueño tipo Blancanieves o Cenicienta, o Barbie, donde no hay problemas sociales ni ecónomicos. Es Amélie distinta a estas chicas? Se justifica ese amor en un mundo de adultos? Si los personajes tuvieran 15 años tal vez pasara, pero por mucha magia (que tiene y de sobra), al final se cae por carecer de ideas. Comienzan entonces las sospechas de Jenuet como posible farsante. Para que no digan que hablo sin saber, hay un peliculilla española de 1953 que utiliza el mismito recurso del narrador para describir los personajes y la historia, en plan pintoresco y ameno, llamada Bienvenido Mister Marshall dirigida por Luis García Berlanga. Así que no crean que Jeunet estaba precisamente inventando nada con Amélie. Para colmo, noten como los colores exploran las paletas de sus filmes anteriores. Debe tener un fetiche con el verde. A mi me huele a comercial y sumando todo lo expuesto vuelvo a preguntar: ¿no será que trata de hacer Hollywood y le sale mal?
Su última película es "El Largo domingo de noviazgo", o mejor dicho Amélie II. Una peli melcochosa hasta empalagar y con una estilización de la guerra al mejor estilo Michael Bay (quién está haciendo cola para ser fusilado, tranquilos). Vaya mensaje está transmitiendo: si la guerra se ve así de cool no debe ser tan mala. Esas son aguas muy profundas y tratarlas con ligereza es irresponsable. Es muy irresponsable. La pelícual es aburrida, banal, refrita! díganme: ¿qué me perdí?, ¿qué fue lo que no entendí? Jeunet ha encontrado su trademark y lo está explotando porque le sale rentable. Pero esas últimas películas dan la sensación de haber estado allí antes.
Por último, su siguiente proyecto es Vida de Pi (de Yann Martel), uno de mis libros favoritos. Trata sobre un chico indio que tras un naufragio donde muere toda su familia queda en un bote salvavidas con un orangután, una cebra, una hiena y un tigre de bengala. Es una celebración de la vida y del amor sin una sola gota de cursilería: es un relato triste que te hace sentir bien. M. Night Shyamalan (uno que tiene todos los numeritos de esta lotería) iba a convertir la novela en film. Luego se dijo que Alfonso Cuarón (dios lo bendiga) iba a dirigirla, pero ahora está Jenuet y por ello les recomiendo que busquen el libro y lo lean y se hagan su propia película antes de que se vean a sí mismos sentados en una butaca ante una pantalla y un narrador en off comience a enumerar los gustos y mañas de los personajes. Preparen, apunten... Ya han visto esa película. No se engañen.
Gracias por leer.

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