El sábado fuimos al cine a chequear la nueva película de Pixar, Ratatouille, y nos encantó porque está hecha con decisión. Éstos siempre se las traen, con guiones inteligentes que no necesitan hacer chistecitos ni alusiones baratas al mundo pop, es decir, no miran para atrás; son pioneros. En resumidas, esta joyita tiene la calidad visual que uno suele esperar de los genios tras Toy Story y demás, y una historia con mucho alma. Ya he leído por ahí que la tildan de racista porque según algunos "buscadores de quintas patas de gatos", la película se burla de los franceses al proponer que una rata es el mejor chef del mundo... bla bla bla. Pamplinas. Lo único que provocaba al salir de la película era tomar un avión y pasar un fin de semana en París.
Sin embargo, me animo a rebuscar tras la fachada infantil y creo que Ratatouille funciona en dos niveles. El básico para los pequeños y, si se quiere, el metafórico. Puede que esté abusando de las alegorías aquí, pero para mí, la película bien pudo tratar sobre las minorías, y por qué no, de los inmigrantes. Hay gente que le tiene asco/miedo a lo que no conoce y a lo distinto. Las ratas de la película podrían interpretarse como ese sector de la sociedad que vive marginado y del que la opinión pública no espera que pueda lograr grandes cosas.
Pero claro, antes que nada es una película divertida y tierna. Muy recomendable.
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